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Procedimiento ERE: ¿Cuál es el orden de despido de empleados?

En un ERE, ¿a quién se despide primero?

El despido colectivo, conocido popularmente como Expediente de Regulación de Empleo (ERE), es una de las medidas más drásticas que una empresa puede tomar en tiempos de crisis económica. Ante la necesidad de reducir costos, las compañías se ven obligadas a despedir a un número considerable de empleados, lo que genera incertidumbre y tensión en el ambiente laboral.

Una de las principales preguntas que surge en un proceso de ERE es a quién se despide primero. Esta decisión puede estar basada en diversos factores, como el rendimiento laboral, la antigüedad en la empresa, la situación familiar o cualquier otro criterio que la compañía considere relevante. En este artículo, analizaremos los diferentes aspectos que influyen en la elección de los trabajadores a despedir en un ERE, así como las implicaciones legales y éticas que deben ser tomadas en cuenta.

El factor rendimiento laboral

Uno de los criterios más comunes para seleccionar a los empleados a despedir en un ERE es el rendimiento laboral. Aquellos trabajadores que no cumplen con las expectativas de la empresa o que tienen un desempeño por debajo de la media pueden ser los primeros en ser despedidos. Esta decisión se basa en la lógica de mantener a los empleados más productivos y eficientes, con el fin de maximizar la rentabilidad de la empresa.

Sin embargo, el uso del rendimiento laboral como criterio para despedir a un trabajador en un ERE puede generar controversia. En primer lugar, es necesario tener en cuenta que el rendimiento laboral puede estar influido por diferentes factores, como la carga de trabajo, las condiciones laborales o la motivación de los empleados. Además, si la evaluación del rendimiento no se realiza de forma objetiva y transparente, existe el riesgo de discriminación y arbitrariedad en la selección de los despidos.

La antigüedad en la empresa

Otro criterio que suele tener relevancia en la selección de los empleados a despedir en un ERE es la antigüedad en la empresa. En muchos casos, las compañías optan por despedir a aquellos trabajadores con menor antigüedad, con el fin de reducir los costos asociados a las indemnizaciones por despido. Esta decisión se justifica en la lógica de que los empleados con mayor antigüedad tienen mayores derechos laborales y, por lo tanto, resultan más costosos de despedir.

Sin embargo, la utilización de la antigüedad como criterio para despedir a un trabajador en un ERE también puede generar controversia. En primer lugar, la antigüedad no siempre es un indicador fiable del desempeño laboral o del valor que un trabajador aporta a la empresa. Además, existen legislaciones laborales que protegen a los trabajadores con mayor antigüedad, estableciendo requisitos específicos para su despido. En este sentido, la elección de los despidos basada únicamente en la antigüedad puede resultar discriminatoria y generar conflictos legales.

La situación familiar y personal

Además del rendimiento laboral y la antigüedad en la empresa, la situación familiar y personal de los trabajadores también puede influir en su selección para el despido en un ERE. En algunos casos, las compañías optan por prescindir de aquellos empleados que tienen mayores responsabilidades familiares, como hijos o personas a su cargo, con el fin de minimizar el impacto social y emocional del despido en el resto de la plantilla.

Sin embargo, la consideración de la situación familiar y personal como criterio para despedir a un trabajador en un ERE plantea importantes dilemas éticos y legales. Por un lado, esta decisión puede resultar discriminatoria y vulnerar los derechos de los trabajadores, especialmente aquellos protegidos por la legislación laboral. Por otro lado, prescindir de empleados con responsabilidades familiares puede tener un impacto negativo en la igualdad de oportunidades y en la diversidad dentro de la empresa.

Implicaciones legales y éticas

La selección de los trabajadores a despedir en un ERE plantea importantes implicaciones legales y éticas que deben ser tomadas en cuenta por las empresas. En primer lugar, es crucial asegurar que los criterios utilizados para los despidos sean objetivos, transparentes y no discriminatorios. En este sentido, es fundamental realizar una evaluación justa y equitativa de los empleados, basada en indicadores de desempeño laboral y competencias profesionales, y no en aspectos personales o familiares.

Además, es importante cumplir con la normativa laboral vigente en cada país, que establece requisitos específicos para el despido de trabajadores en situaciones de crisis económica. En muchos casos, las empresas están obligadas a negociar con los representantes de los trabajadores y a ofrecer medidas de mitigación del impacto del despido, como indemnizaciones, recolocación laboral o formación profesional.

En términos éticos, las empresas deben considerar el impacto social y emocional de los despidos en la plantilla, así como su responsabilidad como empleadores hacia sus trabajadores. Además, es importante promover la transparencia y la comunicación efectiva durante todo el proceso de ERE, con el fin de minimizar la incertidumbre y el malestar entre los empleados afectados.

Conclusiones

En un ERE, la elección de los trabajadores a despedir es una decisión delicada que debe ser abordada con cautela y responsabilidad por parte de las empresas. Si bien es cierto que existen diferentes criterios que pueden influir en esta selección, como el rendimiento laboral, la antigüedad en la empresa o la situación familiar y personal, es fundamental asegurar que los despidos sean justos, equitativos y respeten los derechos de los trabajadores.

Además, es crucial cumplir con la normativa laboral vigente y promover una cultura organizacional basada en la igualdad de oportunidades, la diversidad y el respeto hacia los empleados. En este sentido, las empresas deben adoptar prácticas de gestión de recursos humanos que fomenten el desarrollo profesional, el bienestar laboral y la participación activa de los trabajadores en la toma de decisiones que afecten su futuro en la empresa.

En resumen, la selección de los trabajadores a despedir en un ERE debe ser un proceso cuidadoso y transparente, que tenga en cuenta tanto las necesidades de la empresa como los derechos y el bienestar de los empleados. Solo de esta manera se podrá garantizar una gestión responsable y ética de los procesos de reestructuración laboral, que permita a las empresas superar las dificultades económicas manteniendo su compromiso con sus trabajadores y con la sociedad en su conjunto.

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