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La importancia de la organización en el proceso administrativo y en la sociedad

Organización como ente social y como etapa del proceso administrativo

La organización es un concepto fundamental en la teoría de la administración y en la práctica de la gestión empresarial. Se trata de un proceso que implica la coordinación de recursos humanos, financieros y materiales para lograr los objetivos de una empresa u organización. La organización puede ser vista desde dos perspectivas: como un ente social y como una etapa del proceso administrativo.

La organización como ente social

Desde el punto de vista de la sociología y la psicología organizacional, la organización se entiende como un ente social, es decir, como un conjunto de personas que interactúan entre sí para lograr un fin común. En este sentido, la organización es un sistema social en el que se establecen relaciones de poder, comunicación, influencia y liderazgo.

En una organización, las personas trabajan en conjunto para alcanzar metas y objetivos compartidos. La interacción entre los miembros de la organización se da a través de estructuras formales e informales, normas, roles y procedimientos que regulan el comportamiento de los individuos en el entorno laboral.

La organización como ente social también involucra aspectos culturales, ya que cada empresa o institución tiene su propia cultura organizacional, que se manifiesta en los valores, las creencias, las tradiciones y las prácticas que guían el comportamiento de sus miembros. La cultura organizacional influye en la forma en que se toman decisiones, se resuelven conflictos, se fomenta la innovación, se premia el desempeño y se gestiona el talento humano.

En conclusión, la organización como ente social es un sistema complejo en el que interactúan múltiples variables como las personas, las estructuras, las normas, la cultura y el poder. Comprender este enfoque social de la organización es fundamental para los administradores y directivos, ya que les permite diseñar estrategias de gestión de recursos humanos, fomentar el trabajo en equipo, mejorar la comunicación interna y fortalecer el compromiso y la identificación de los empleados con la empresa.

La organización como etapa del proceso administrativo

Desde el punto de vista de la teoría de la administración, la organización es una de las etapas del proceso administrativo, que incluye también la planificación, la dirección y el control. En esta perspectiva, la organización se define como la coordinación y distribución de tareas, recursos y responsabilidades en la estructura de la empresa para alcanzar sus objetivos de manera eficiente y eficaz.

La etapa de organización implica la división del trabajo, la definición de puestos y funciones, la agrupación de actividades, la asignación de autoridad y responsabilidad, la creación de órganos de mando y de coordinación, la elaboración de organigramas y la formulación de políticas, procedimientos y reglamentos internos.

El objetivo de la organización como etapa del proceso administrativo es optimizar el uso de los recursos disponibles, minimizar los costos, maximizar la productividad y la calidad, y facilitar la toma de decisiones y la ejecución de planes. Una adecuada organización permite a la empresa adaptarse a los cambios del entorno, competir de manera eficiente en el mercado, innovar en sus productos y servicios, y gestionar de manera adecuada sus activos, pasivos y patrimonio.

En resumen, la organización como etapa del proceso administrativo es un elemento clave para el funcionamiento y el éxito de cualquier empresa u organización. Los administradores y directivos deben ser capaces de diseñar estructuras organizativas flexibles, ágiles y adaptables, que permitan a la empresa cumplir con sus objetivos estratégicos en un entorno dinámico y competitivo.

Integración de la organización como ente social y como etapa del proceso administrativo

La organización como ente social y como etapa del proceso administrativo no son conceptos independientes, sino que están estrechamente interrelacionados y se retroalimentan mutuamente. Por un lado, la organización como ente social influye en la forma en que se diseñan y se ejecutan las estructuras organizativas, los sistemas de trabajo, las políticas de recursos humanos y las estrategias de gestión del talento.

Por otro lado, la estructura y la dinámica organizativa tienen un impacto directo en la cultura, la comunicación, el liderazgo, el clima laboral y la motivación de los empleados. Una empresa con una cultura abierta, participativa, inclusiva y orientada al logro de objetivos tenderá a diseñar una estructura organizativa que fomente la colaboración, la innovación, la flexibilidad y la adaptabilidad.

En este sentido, la integración de la organización como ente social y como etapa del proceso administrativo implica concebir la empresa como un sistema complejo en el que se entrelazan aspectos sociales, psicológicos, económicos, tecnológicos y culturales. Los administradores y directivos deben ser capaces de comprender y gestionar estas múltiples dimensiones de la organización para garantizar su sostenibilidad, su competitividad y su éxito a largo plazo.

Por ejemplo, una empresa que busca promover la diversidad, la equidad de género y la inclusión social en su cultura organizacional deberá diseñar una estructura organizativa que permita la participación y la representación de todas las personas, independientemente de su género, origen étnico, orientación sexual, edad o condición física. Esto implica revisar y reformular los procesos de reclutamiento, selección, capacitación, evaluación, compensación y promoción del personal, así como promover prácticas de liderazgo inclusivo y no discriminatorio.

En conclusión, la integración de la organización como ente social y como etapa del proceso administrativo implica adoptar un enfoque holístico y sistémico de la gestión empresarial, que reconozca la interdependencia y la complementariedad de todas las áreas y procesos de la organización. Solo así se podrá construir una empresa sostenible, ética, responsable, inclusiva y exitosa en el largo plazo.

Conclusiones

La organización es un concepto central en la teoría de la administración y en la práctica de la gestión empresarial. Desde la perspectiva de ente social, la organización se entiende como un sistema complejo en el que interactúan diversas variables como las personas, las estructuras, las normas, la cultura y el poder. Comprender este enfoque social de la organización es fundamental para los administradores y directivos, ya que les permite diseñar estrategias de gestión de recursos humanos, fomentar el trabajo en equipo, mejorar la comunicación interna y fortalecer el compromiso y la identificación de los empleados con la empresa.

Por otro lado, desde la perspectiva de etapa del proceso administrativo, la organización implica la coordinación y distribución de tareas, recursos y responsabilidades en la estructura de la empresa para alcanzar sus objetivos de manera eficiente y eficaz. Una adecuada organización permite a la empresa adaptarse a los cambios del entorno, competir de manera eficiente en el mercado, innovar en sus productos y servicios, y gestionar de manera adecuada sus activos, pasivos y patrimonio.

En última instancia, la integración de la organización como ente social y como etapa del proceso administrativo implica concebir la empresa como un sistema complejo en el que se entrelazan aspectos sociales, psicológicos, económicos, tecnológicos y culturales. Los administradores y directivos deben ser capaces de comprender y gestionar estas múltiples dimensiones de la organización para garantizar su sostenibilidad, su competitividad y su éxito a largo plazo.

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